Benacazón en el siglo XIX y en la
mitad del XX contaba con numerosos lagares y almazaras, dado que su agricultura estaba basada en
olivares, viñedos y cereales en la zona de la vega del Guadiamar.
Estas antiguas almazaras tenían unas dependencias muy peculiares en
función de la actividad que en ellas se desarrollaba.
Su arquitectura estaba formada por una
gran portada por donde solían entrar los carros cargados de
aceitunas, en ese patio se encontraban unas dependencia llamadas
trujas donde eran depositadas las aceitunas en espera de ser
molturadas.
La molturación se hacía en otra
dependencia llamada alfange, allí en un espacio circular con una viga
en el centro giraba un enorme cono de granito donde las aceitunas
eran molturadas, después pasaban a la prensa que estaba conformada
por una torre que sostenía una serie de vigas donde de depositaban
las aceitunas entre capachos y por medio de ciertos artilugios
complicados de describir iban presionando las aceitunas para extraer
el aceite. Esto se llamaba prensado en frío.
Después en una gran caldera de metal
donde siempre había agua muy caliente se extraía el agua y se vertía
sobre los capachos para sacar los últimos residuos del aceite, lo
que quedaba, llamado alperchín iba a través de una serie de canales
al campo a una zona llamada alperchinera.
Todas estas almazaras ya han
desaparecido de Benacazón, sólo quedan como recuerdo de las mismas
tres torres que seria interesante fotografiarlas e incorporarlas a
este artículo.
El aceite se solía guardar en grandes
tinajas de barro donde perfectamente podía entrar un hombre para
limpiarlas, el aceite para sacarlo se hacia con una especie de cazo
llamado azarcón.
Esto son los recuerdos que guardo de mi
niñez pero que en la actualidad han desaparecido sustituidos por las
nuevas tecnologías.
Trasera de la torre conservada |
Piedra de molino |
Delantera de la torre conservada |
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